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Comprender tu tipo de piel es el primer paso y el más crucial para mantenerla sana, equilibrada y radiante. Cada tipo de piel tiene características y necesidades únicas, y utilizar los productos y rutinas adecuados puede marcar una gran diferencia en su apariencia y salud general. En eFISIO, aunque somos especialistas en fisioterapia, entendemos la importancia del cuidado integral, incluyendo el cuidado diario de la piel como parte de un bienestar general.
La piel normal es aquella que presenta un equilibrio ideal entre hidratación y producción de sebo. No es ni demasiado grasa ni demasiado seca. Generalmente tiene una textura suave, poros finos y un tono uniforme. Es menos propensa a imperfecciones o sensibilidad.
Características:
Cuidados recomendados: Mantener el equilibrio con una limpieza suave, hidratación ligera y protección solar diaria es suficiente. Aunque es el tipo de piel "ideal", no está exenta de necesitar cuidados básicos.
La piel seca produce menos sebo que la piel normal, lo que resulta en una falta de lípidos necesarios para retener la humedad y construir una barrera protectora fuerte. Esto puede hacerla sentir tirante, áspera y lucir apagada.
Características:
Cuidados recomendados: Requiere productos altamente hidratantes y nutritivos. Limpiadores suaves sin jabón, cremas ricas en lípidos, ceramidas y ácido hialurónico. Evitar duchas muy calientes y largas. La hidratación constante es clave.
Este tipo de piel se caracteriza por una producción excesiva de sebo (hiperseborrea). Esto le da un aspecto brillante, especialmente en la zona T (frente, nariz y barbilla), y la hace más propensa a desarrollar imperfecciones como puntos negros, espinillas y acné.
Características:
Cuidados recomendados: Limpieza profunda pero suave para eliminar el exceso de sebo sin irritar (lo que podría empeorar la producción). Hidratantes ligeros, no comedogénicos y oil-free. Productos con ácido salicílico o niacinamida pueden ser beneficiosos. ¡No saltarse la hidratación pensando que no es necesaria!
Como su nombre indica, la piel mixta combina características de dos tipos de piel: generalmente grasa en la zona T (frente, nariz, barbilla) y normal o seca en las mejillas y contorno facial.
Características:
Cuidados recomendados: Requiere un enfoque equilibrado, a menudo utilizando diferentes productos en distintas zonas del rostro. Limpiadores suaves, hidratantes ligeros o específicos para piel mixta, y exfoliación regular pero controlada en la zona T.
La piel sensible no es tanto un tipo de piel como una condición que puede acompañar a cualquier tipo (seca, grasa, mixta). Se caracteriza por una baja tolerancia a productos cosméticos o factores ambientales, reaccionando fácilmente con enrojecimiento, picazón, ardor o irritación.
Características:
Cuidados recomendados: Utilizar productos hipoalergénicos, sin fragancias, alcohol ni colorantes. Ingredientes calmantes como el aloe vera, la caléndula o la niacinamida. Limpieza ultra suave y protección solar mineral son fundamentales. Es vital introducir nuevos productos de uno en uno y realizar pruebas de parche.
Con el envejecimiento, la piel experimenta cambios naturales: disminuye la producción de colágeno y elastina, la renovación celular se ralentiza y la barrera cutánea puede debilitarse. Esto lleva a la aparición de signos de la edad como arrugas, flacidez, manchas y sequedad.
Características:
Cuidados recomendados: Productos ricos en antioxidantes (Vitamina C, E), retinoides (con precaución y adaptación), péptidos, ácido hialurónico y ceramidas. Hidratación intensa y protección solar diaria son imprescindibles para prevenir un mayor daño.
La piel atópica es una condición crónica caracterizada por una sequedad extrema, picazón intensa y una barrera cutánea deficiente, lo que la hace muy vulnerable a alérgenos e irritantes y propensa a brotes de eccema.
Características:
Cuidados recomendados: Higiene muy suave con limpiadores syndet (sin detergente). Emolientes específicos para piel atópica aplicados varias veces al día, especialmente después del baño. Evitar tejidos sintéticos o lana directa sobre la piel. Identificar y evitar desencadenantes (alérgenos, estrés, etc.).
Identificar correctamente tu tipo de piel te permitirá elegir los productos y tratamientos más adecuados, optimizando tu rutina de cuidado diario y contribuyendo a una piel más sana y confortable. Si tienes dudas o problemas específicos, consultar a un dermatólogo es siempre la mejor opción.
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